Sirven para divulgar, confrontar ideas y mantener engrasada la compleja maquinaria de la investigación médica, pero con frecuencia los estudios sobre fármacos que publican las revistas especializadas son también una valiosa arma de promoción. Nada mejor para venderle las virtudes de un medicamento a un médico que poner sobre su mesa un artículo científico positivo. Uno avalado además por los mecanismos de control, la revisión por pares y, de paso, el propio sello de la editorial. Desde hace años hay voces que alertan sin embargo de los posibles riesgos de esa práctica.
Sus temores pueden resumirse en una pregunta, muy simple. Dado las revistas cobran por las reimpresiones, ¿pueden verse incentivadas a publicar estudios positivos sobre fármacos, artículos que saben, o pueden intuir al menos, que luego las empresas propietarias de los medicamentos reimprimirán en grandes cantidades para distribuirlas entre médicos y el resto del sector?
¿Qué son las reimpresiones? A grandes trazos, una reimpresión puede definirse como la reproducción del artículo de una revista. Si un estudio sobre un fármaco refleja resultados positivos no es extraño que su fabricante contrate unas cuantas copias para enviárselas a los prescriptores. «Los médicos leen reimpresiones con frecuencia como una forma útil de mantenerse al tanto de los últimos avances en su campo», señala Elsevier, editorial responsable, entre otras revistas, de The Lacent: «Son una forma fiable y atractiva de informar a los profesionales de la salud, brindando a las farmacéuticas la oportunidad de involucrar sus audiencias y generar confianza en sus productos».
Según los porcentajes que publica la propia Elsevier en el apartado de su web dedicada a los reprints, en 2015 el 79% de los profesionales sanitarios leía reimpresiones, proporción que dos años después se había elevado al 88%. «Junto a las revistas revisadas por pares, las reimpresiones son la fuente de información más fiable para los médicos: el 90% las considera útiles para su práctica, el 84% dice que son una fuente fiable de información y el 82% asegura que las reimpresiones les permiten mantenerse actualizados», añade la editorial, una de las más relevantes del sector a nivel internacional y que ofrece tanto copias en papel como en formato electrónico.
¿Cuánto suponen para las publicaciones? Un estudio publicado en 2010 en PLoS Medicine concluía que las reimpresiones aportaban el 23% de los ingresos de Massachusetts Medical Society, el 41% de The Lacent y el 53% de American Medical Association. Otro informe, lanzado en 2012 en BMJ, aporta algún otro dato interesante. Por ejemplo, que no es extraño que los encargos se hagan al por mayor, en cantidad. El 62% de los pedidos de reimpresión de The Lacent superaban de hecho las 100.000 copias. En cuanto a su coste, en los casos analizados para el estudio la media oscilaba entre las 4.000 libras de los encargos más baratos y las 287.300 de los más caros.
Quarz apunta que la compra de reimpresiones puede llegar a superar los dos millones de dólares, una cantidad sensible y que presenta un atractivo extra: son más rentables que la publicidad porque sus costes de producción son más bajos. «El margen de beneficio de las ventas de reimpresiones es alto, alrededor del 80% […]. Las ventas de reimpresiones han sido y continúan siendo una fuente importante de beneficio para muchas revistas médicas», comentaba en su blog en 2018 Richard Smith, antiguo editor, precisamente, de British Medical Journal (BMJ).
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Una cuestión de promoción… e imagen, Los reprints suponen una fuente de ingresos tan jugosa que Smith los asocia con el recelo de muchas revistas a que los estudios financiados comercialmente se publiquen con una licencia CC-BY, en abierto, lo que socavaría su negocio. En el fondo, añade, la clave está en la imagen. «La mayoría de estas grandes ventas de reimpresiones son para compañías farmacéuticas. Las empresas utilizan las reimpresiones para la promoción. Quizás nos gustaría pensar que los médicos estarán agradecidos por recibir información científica de alta calidad de las revistas, pero sospecho que pocos leen reimpresiones. El objetivo es simplemente asociar su medicamento a una marca prestigiosa como el New England Journal of Medicine«.
El factor de impacto. Las investigaciones que han abordado el tema dejan otras dos ideas interesantes. Por ejemplo, que es más probable que los estudios patrocinados por la industria farmacéutica se publiquen en revistas con mayor factor de impacto (FI) que los estudios sin financiación de la industria. Otra es que los ensayos respaldados por las empresas se citan con más frecuencia. «Omitirlos del cálculo del FI disminuyó los de las revistas», concluye otro análisis.
«Las revistas quieren ser leídas. Así que todos tratan de conseguir un factor de impacto alto. Para hacer esto, necesita ser citado por otros autores. Y nada aumenta las calificaciones como un éxito de taquilla producido por la Big Pharma. Tienen los contactos y la fuerza de ventas para hacer de cualquier estudio un hito», resalta en Medium el nefrólogo y ensayista Jason Fung.
¿Cuál es el recelo de los críticos? Aunque Smith apunta que las ventas de reimpresiones probablemente han caído, al menos en Reino Unido, con la Ley Sunshine de pagos médicos, y que en el caso del The MBJ ya no son una fuente destaca, señala que sí siguen siéndolo para muchas revistas. La pregunta es, ¿Podría eso incentivarlas a publicar estudios positivos sobre fármacos? En 2012 un grupo de investigadores se plantearon la misma pregunta y elaboraron un artículo que se publicó en MBJ. Tras su análisis llegaron a la conclusión de que los artículos más reimpresos tenían más probabilidades de estar financiados por la industria farmacéutica y reconocen también que el negocio en ocasiones mueve cantidades considerables de dinero para las editoriales.
¿Supone eso que efectivamente las revistas médicas son más proclives a aquellos estudios que, sospechan, se traducirán en grandes encargos de reprints? En su estudio trazan un vínculo, pero reconocen que con los datos que hay sobre la mesa no pueden llegar tan lejos. «Los pedidos de reimpresión podrían ser potencialmente una fuente de sesgo de publicación, aunque nuestro estudio no se diseñó teniendo esto en cuenta. No se evidenció una asociación general del estudio con los pedidos de reimpresión, aunque esto puede diferir según la revista», concluyen.
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La falta de transparencia, clave. Uno de los grandes hándicaps a la hora de estudiar el posible efecto de las reimpresiones es la falta de transparencia del sector, una crítica que comparten quienes han abordado el tema, como Smith o el profesor de periodismo médico de la Universidad de Nueva York Ivan Oransky. «Las revistas son mucho menos transparentes que las empresas con fines de lucro que cotizan en bolsa», lamenta Smith, quien reconoce incluso que «cuando hay un equilibrio entre la transparencia y su interés financiero, optan por el dinero». Los análisis publicados se han logrado en gran medida gracias a la información que ha aportado The Lancet o el propio MBJ.
Los reprints no son el único punto delicado. Las reimpresiones no son, en cualquier caso, el único punto en el que se complica la relación entre las empresas o sociedades encargadas de editar revistas y la industria farmacéutica. Fung apunta otros factores que, enfatiza, pueden amenazar la propia medicina basada en evidencia, como los publirreportajes, conflictos de intereses financieros o los «sobornos» a los editores. Un artículo de 2017 del British Medical Journal concluía que el 50,6% de los editores de las revistas médicas que pudieron analizar recibían dinero de la industria.
Imágenes | Myriam Zilles (Unsplash) y National Cancer Institute (Unsplash)
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La noticia
Un sistema viciado: por qué las revistas científicas tienden a publicar artículos positivos sobre nuevos fármacos
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Carlos Prego
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