En 1908, mientras revisaba el análisis espectroscópico de la cola de un cometa, el astrónomo Daniel Walter Morehouse se dio cuenta de que esta estaba llena de gases tóxicos (como el cianógeno). La publicación del descubrimiento puso los pelos de punta a media humanidad. Sobre todo, porque quedaban apenas dos años para que la Tierra se cruzara con el mayor cometa conocido: el Halley.
Además, pasaba muy cerca. Todos los años, entre el 19 de abril al 28 de mayo, nuestro planeta atraviesa el rastro que ha ido dejando el Halley a su paso durante los últimos millones de años. Es lo que conocemos como las Eta Acuáridas: una lluvia de velocísimas estrellas que tiene su pico este año las madrugadas del 5 y el 6 de mayo. En 1910, nos encontramos con el cometa el 18 de mayo. Nuestros abuelos casi lo podían tocar con la punta de los dedos. Y ahí empezaron los problemas.
La que ha liado el cometa
Como explicaban Pedro Ruiz-Castell, Ignacio Suay-Matallana y Juan Marcos Bonet hace unos años, la gran mayoría de astrónomos «parecía tener claro que dicha presencia no suponía un peligro ante la visita del cometa. Al fin y al cabo, «la cola del cometa era mucho menos densa que el más perfecto de los vacíos que podían producirse en el laboratorio», ¿qué efecto podía tener una cola así por muchos gases tóxicos que llevara consigo?
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Sin embargo, la gente se volvió loca. Estuvieran, o no justificadas (que ya digo que no lo estaban), las dudas sobre la extensión de la cola del cometa y, «por consiguiente, sobre la posibilidad de que nuestro planeta pudiera atravesarla y verse envuelto en ella» se volvieron mainstream. Tanto es así que José Comas i Solà en La Vanguardia del 23 de enero llegó a decir que «hace 76 años que se le está esperando [el Halley] para darnos nada más que disgustos«.
Al final, como ocurre hoy en día constantemente, «no cesan los astrónomos, aun sin pretenderlo, de alarmar al público con la afirmación de que del 18 al 19 de Mayo hemos de pasar a través de la cola del cometa de Halley. Por un lado aseguran que nada malo sucederá, y por otra enumeran los peligros que para aquel día nos esperan» decía El Restaurador de Tortosa. Pero no era algo únicamente español. Allá donde había un periódico, allá hubo decenas de noticias dedicadas a desmentir los bulos y profecías que corrían a pie de calle.
Los confesionarios llenos hasta la bandera
Durante aquellas semanas se vendieron enormes cantidades de oxígeno en las boticas de toda Europa y miles de testamentos se redactaron ante la inminencia de la catástrofe». En Inglaterra, muchos ciudadanos estaban convencidos de que «el cometa es un carro de fuego, enviado por el Ser Supremo para llevar al cielo el alma del rey Eduardo» que acaba de morir el 6 de mayo. En Italia se contaban por cientos los brotes psicóticos motivados por el cometa y de EEUU llegaban noticias de «los extraños ritos celebrados en el campo durante las madrugadas por afroamericanos en el sur».
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En España, el corresponsal de El Impacial en Bilbao, escribía el mismo 18 de mayo que «el famoso cometa es el tema obligado de todas las conversaciones. Muchísimas personas ven llegar con verdadero temor el crítico momento, y como prueba de ello, esta mañana pudo verse en las iglesias un extraordinario número de fieles en los comulgatorios. Los sacerdotes, aun procurando ser breves e indulgentes en el tribunal de la penitencia, no pudieron despachar a todos los que solicitaban confesión, y esta noche estuvieron llenas las iglesias. Mañana habrá una cola casi cometaria ante las sagradas mesas»
Por suerte, los astrónomos tuvieron razón y el paso del Halley no acabó con la vida en la Tierra. Sí nos dejó escenas impagables de lo que sería, con el paso del tiempo, los bulos, la histeria colectiva y el periodismo científico. Ah, y «renovó» el material que nos cruzamos cada año a estas alturas del mes de mayo: las maravillosas Eta Acuáridas.
¿Cómo ver las Eta Acuáridas?
Como decía, el fenómeno ya ha comenzado. Empezó el pasado 19 de abril y durará hasta el próximo 28 de mayo. No obstante, el mejor día para observar estos meteoros será esta semana: entre el jueves 5 y el viernes 6 de mayo. Más aún si tenemos en cuenta que la Luna está en fase creciente yeso nos quitará mucha contaminación lumínica. Por lo demás las eta acuáridas son conocidas por su velocidad: hasta 66 kilómetros al segundo, según la NASA. Eso sí, estas estrellas fugaces dejará “trenes” luminosos que permanecerán en el cielo por varios segundos después de su paso.
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Por lo demás, las recomendaciones de todos los años. Recostarse en una tumbona o en el césped, coger algo de abrigo y limitarse a disfrutar de la noche.** Un espectáculo increíblemente bonito de nuestro cielo nocturno** que se repite cada cierto tiempo, sí; pero que no siempre podemos ver tan bien.
Imagen | Lukáš Vaňátko
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La noticia
Las Acuáridas no son más que restos del Halley. Durante un día de 1910, España pensó que iba a morir por su culpa
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
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