Cada vez más, los usuarios estamos preocupados por la degradación de un elemento más y más presente en nuestras vidas. Muchísimos de los dispositivos que utilizamos en el día a día tienen baterías, un elemento que se degrada debido a la carga y el uso y que también está presente cada vez en más coches.
Tesla es uno de los referentes en esto -y acaban de presentar la renovación del Tesla Model 3- y está claro que la degradación de la batería de un coche eléctrico es un problema porque afecta a la autonomía, directamente, pero además es parte de algo tan caro como un coche. Si te preocupa si la potencia de carga de un coche eléctrico afecta a la vida útil de su batería, ya han hecho un estudio con una muestra de más de 12.500 Tesla y los resultados son muy interesantes.
A examen la salud de la batería de los coches eléctricos
La industria, sobre todo la de los teléfonos móviles, está impulsando la carga rápida para sus dispositivos. En algunos casos, ya tenemos modelos con cargas de 240 W (el recién presentado Realme GT 5 es un ejemplo) que permite cargar el 100% en unos diez minutos.
Realme afirma que su tecnología tanto de carga como de batería permite que la misma esté al 80% de su capacidad tras 1.600 ciclos. Es un buen dato, pero realmente no sabemos en qué condiciones se han hecho esas pruebas.
En el caso del iPhone hay drama cada verano porque los usuarios empiezan a notar que la capacidad de sus baterías es menor que cuando la compraron. Eso es normal y la propia Apple asegura que, tras 500 ciclos, la batería puede alcanzar un 80% de su capacidad.
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Hay otros dispositivos en los que la degradación pega más fuerte, como el caso de los auriculares inalámbricos -con unos AirPods que generaron polémica hace un tiempo- porque no dejan de ser dispositivos con baterías pequeñas que acumulan ciclos muy deprisa y que, además, siempre se encuentran en un proceso de carga y descarga.
Pero bueno, aunque esta degradación es normal por la composición de las baterías, en un móvil, una tablet o los auriculares nos puede fastidiar, pero siempre está la opción de contar con un powerbank. En un coche es algo más complicado porque puede suponer una notable pérdida de la autonomía en función de lo que nuestros hábitos de carga. ¿O puede que no?
Y es que, como leemos en InsideEvs, el equipo de Recurrent Auto -una empresa especializada en monitorizar la salud de la batería de los vehículos eléctricos- ha analizado 12.600 Tesla para ver si los patrones de carga lenta y carga rápida afectan a la salud de las baterías.
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Concretamente, han analizado 6.300 Model 3 y 4.400 Model Y y los resultados son curiosos. Han comparado coches que cargan de forma rápida al menos el 90% de las veces con otros que se cargan de forma rápida un 10% de las ocasiones. Esto significa que una parte son usuarios que casi siempre lo cargan a máxima potencia mientras que la otra, rara vez utiliza toda la potencia disponible para la carga.
A continuación, te dejamos los gráficos que muestran el impacto de la carga, representando la línea azul esos usuarios de carga rápida contra la línea verde de usuarios de carga más lenta.
En el caso del Model 3, se analizaron las cargas a lo largo de 2.000 días (que no es poco) y la degradación en ambos casos llegó a un 89% más o menos. Lo interesante es que sí, con carga rápida se degrada un pelín antes, pero cuando el conteo se acerca a los 1.000 días, la gráfica se revierte. No es que haya una diferencia significativa entre ambos.
Y algo similar ocurre con el Model Y. Debido al tiempo de este modelo, se han analizado durante 1.000 días y con carga rápida la degradación se nota a partir de los 300 días respecto a la carga más lenta, para igualarse pasados los 800 días y revertir la gráfica. La salud de la batería en este caso está entre el 90% y el 92%.
La conclusión del equipo de Recurrent es que la carga rápida de manera esporádica está bien y no habría que preocuparse por el impacto en la ida útil de la batería, pero aún queda pendiente hacer análisis a largo plazo (10 o 20 años) para tener una visión mucho más objetiva.
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Por otro lado, los vehículos eléctricos cuentan con sistemas de software que se encargan de controlar la potencia de carga para no sobreestimular a las baterías, pudiendo llegar a un punto de estrés elevado que sería el que acelera la degradación.
Además, siempre hay trucos para cuidar la batería del coche eléctrico al margen de la potencia utilizada, como el no realizar cargas con la batería muy caliente o en condiciones de mucho frío. También ayuda el no realizar esas cargas sin preacondicionar la batería (un proceso que realiza el coche para evitar dañar este elemento al poner la batería en su temperatura óptima) y, sobre todo, no realizar cargas a máxima potencia con la batería muy alta o muy baja.
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La noticia
Un estudio ha analizado 12.600 Tesla para descubrir si es mejor la carga rápida o la lenta. Esto ha averiguado
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alejandro Alcolea
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