El principio del fin de la mascarilla en interiores ha comenzado en Estados Unidos. El estado de Nueva York ha decretado que deje de ser obligatoria desde el 10 de febrero en comercios, restaurantes y empresas de todo tipo, aunque seguirá siendo preciso llevarlas en centros escolares, residencias de ancianos, centros sociales, cárceles y transporte público, según informa The New York Times. Otros estados como California, Oregón, Nueva Jersey, Connecticut, Delaware o Massachussetts han hecho anuncios parecidos.
Mejora y hartazgo. La gobernadora del estado de Nueva York ha justificado esta medida por la mejora de la situación epidemiológica, con cada vez menos casos en la región, y la extensión de la vacunación. Pero es, además, una decisión con una importante carga política, ya que la regla que la impuso provocó enfrentamientos entre quienes estaban a favor y los que pensaban que restringía sus libertades, por lo que retirar su obligatoriedad contribuirá a reducir la presión sobre el gobierno estatal. También ha pesado el creciente hartazgo de los estadounidenses con las medidas para evitar el contagio de la pandemia.
Fatiga pandémica. Y es que la decisión de revocar la obligatoriedad de la mascarilla en interiores algunos de los estados de Estados Unidos coincide con un momento de especial efervescencia de los movimientos contrarios a las medidas para contener la pandemia.
Tal y como contamos en Xataka, las protestas contras las restricciones derivadas del coronavirus son cada vez más violentas y muestran un mayor grado de organización. Hasta tal punto que en algunos países como Alemania o Austria han entrado de lleno en la escena política de la mano de partidos que defienden su abolición. De este modo, la presión de la calle, sumada a la reducción de los casos y la extensión de la vacunación, podría hacer que algunas medidas como ésta se vayan eliminando progresivamente en otros puntos del mundo siguiendo el ejemplo de los norteamericanos.
Evidencia científica. A diferencia de lo que ocurre con el uso de la mascarilla en exteriores, existe bastante consenso entre los científicos sobre que su utilización en interiores es una medida eficaz para evitar contagios, en especial en lugares pequeños y mal ventilados.
Sin embargo, en Estados Unidos muchos ciudadanos y algunos políticos llevan ya varias semanas defendiendo que se dejen de usar en lugares como restaurantes o tiendas, ya que consideran que la extensión de la inmunidad gracias al avance de la vacunación y el descenso de los contagios justifica que se empiecen a dar pasos decididos hacia la normalidad.
El fin de la pandemia cada vez está más cerca (aunque no será el fin del COVID)
Qué dicen los expertos. Debido a que en interiores sí consideran que la mascarilla es una herramienta eficaz para prevenir el contagio, la comunidad científica se ha mostrado prudente a la hora de hablar de un posible fin de su utilización obligatoria en recintos cerrados, y no ha querido dar plazos.
Francisco Jiménez, director del Instituto Balmis, sí dijo recientemente en Telecinco que la mascarilla en interiores no será necesaria cuando deje de haber transmisión comunitaria, algo que todavía parece lejano en nuestro país. Y Fernando Simón ya comentó que la mascarilla se usaba como método de prevención porque no sabemos quién está contagiado hasta que han pasado algunos días, pero que en realidad sólo sería necesaria para las personas que tienen el virus. Por lo tanto, cuanto más se reduzca el número de contagiados, menos sentido tendrá que se siga utilizando.
España, a otro ritmo. El fin de la mascarilla en interiores en nuestro país, en cambio, todavía parece lejano. Aquí acabamos de dejar de usarla en exteriores aún cuando no existe evidencia científica sobre su eficacia en espacios abiertos, por lo que es complicado pensar que se vaya a dar el paso de eliminarla en interiores pronto.
Además, como ya explicamos en Xataka, en nuestro país no existe la presión social que se da en otros lugares contra las restricciones de la pandemia, e incluso muchos españoles consideran que las medidas del Gobierno para contener al virus en picos de contagios son más bien laxas, de acuerdo con los últimos datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Europa. En Europa, en general, la política con las mascarillas es similar a la que está siguiendo España. Italia, Francia o Bélgica también establecieron el uso de este artículo sanitario en exteriores durante diciembre y enero, y acaban de retirar su obligatoriedad en espacios abiertos, aunque la mantienen en interiores. En Alemania también sigue siendo obligatoria en espacios cerrados.
De todos esos países, sólo Francia ha establecido una fecha oficial para el fin de las mascarillas en interiores. Será a partir del 28 de febrero, según acaba de anunciar, en espacios donde se exija el certificado covid y la persona lo tenga en regla. En el transporte público, no obstante, seguirá siendo obligatoria.
Reino Unido también ha eliminado la obligatoriedad de usarla en muchos espacios públicos, incluidos interiores, aunque recomienda que se sigan usando en espacios cerrados o privados donde los ciudadanos se mezclen con otras personas que no conozcan. En Gran Bretaña sólo es obligatorio seguir llevándolas en espacios sanitarios, como hospitales o residencias, y en el transporte público. Las empresas de atención al público tienen la potestad para decidir si piden o no el uso de mascarilla en sus establecimientos.
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La noticia
Nueva York ya ha eliminado las mascarillas en interiores. Es cuestión de tiempo que todos vayamos detrás
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Pablo Rodríguez
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