En la actualidad tenemos altavoces Bluetooth para todos los gustos, pero probablemente ningún otro sea tan peculiar como este. Se trata de un dispositivo que, además de convertir los impulsos eléctricos en sonidos, contiene un líquido que baila al ritmo de la música.
No sabemos qué tan bien suena este altavoz, porque no está a la venta, pero no dudamos de que se trata de una creación muy curiosa. El crédito es de Dakd Jung, un ingeniero y artista que, entre otras cosas, combinó las propiedades paramagnéticas de los ferrofluidos con el sonido.
Un altavoz fuera de lo común
Jung utilizó una impresora 3D para crear la carcasa y pintura blanca para darle un acabado delicado y futurista a su altavoz. En el interior ubicó los componentes que dan vida: cables, tres altavoces, un amplificador, un módulo Bluetooth y una placa Arduino Nano.
En la parte frontal de la carcasa colocó un pequeño recipiente de vidrio iluminado con luces LED. Y en el interior puso una gota de ferrofluido y líquido transparente. Entonces… ¿cómo hizo para que el líquido se ponga a bailar? El truco está en un electroimán escondido detrás del recipiente.
El electroimán está conectado a la palca Arduino Nano, lo que hace que su potencia cambie de acuerdo a la música que está sonando. De este modo, cuando la música empieza a sonar, el ferrofluido, que tiene propiedades paramagnéticas, empieza a moverse como si estuviese vivo.
Además, unas perillas permiten controlar el volumen y modificar la frecuencia de audio. Esto da la posibilidad de personalizar el movimiento del ferrofluido. Por ejemplo, que se comporte de determinada manera con sonidos graves y de otra manera con sonidos agudos.
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¿Cuál es el origen de los ferrofluidos?
Los ferrofluidos no existen como tales en la naturaleza, por lo que hay que sintetizarlos. Su origen se remonda al siglo XVIII, cuando Gowin Knight preparó un fluido formado por partículas de hierro en el agua. Sin embargo, fue en 1963 cuando Stephen Papell hizo la primera síntesis estable.
¿Y cuál era el objetivo de Papell? Los estudios de este científico, según explica la NASA, se centraban en encontrar una forma de bombear combustible para cohetes en un entorno ingrávido. Aunque con el tiempo también encontró otra utilidad: vivir dentro de un altavoz Bluetooth.
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La noticia
Nadie lo ha pedido, pero alguien ha creado un altavoz con un líquido que baila con la música
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por
Javier Marquez
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