El 2020 la mayoría de las empresas iniciaban una carrera y se ponían medallas por ver quien era la que más trabajadores era capaz de mantener en remoto, vanagloriándose de los grandes beneficios que le había reportado el teletrabajo. ¡No volveremos a las oficinas nunca más! Afirmaron las más osadas.
Solo tres años más tarde, estas mismas empresas son las más beligerantes con aquellos empleados que no quieren renunciar a la flexibilidad del teletrabajo. Los directivos hablan de caídas en la productividad, pero por cada estudio que les da la razón, surge otro que dice lo contrario. ¿si la productividad no es la causa real, entonces por qué tanta presión por volver a las oficinas?
Las empresas y las opiniones. En el sector empresarial existe una máxima que indica que si algo no se puede medir es que no existe Y las decisiones que toman las empresas normalmente están basadas en esos datos.
Sin embargo, los datos relativos a la vuelta a la presencialidad o en el mejor de los casos al modelo híbrido, no se basan en datos específicos, sino en sensaciones y opiniones. Frases como “los equipos tienden a estar mejor conectados entre sí cuando se ven en persona con más frecuencia” de Andy Jassy, consejero delegado de Amazon e incluso “simplemente no hay sustituto para reunirse en persona y no hay duda de que trabajar juntos en la misma sala marca una diferencia positiva”, dijo Fiona Cicconi, principal responsable de personal de Google, no están respaldadas por datos sólidos.
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La productividad. La mayoría de las empresas, además de apelar al espíritu de pertenencia, apela a la caída de la productividad. Un parámetro difícil de medir con precisión. Tras haber ejecutado rondas de despidos masivos, y en un contexto inflacionista, la productividad no solo mide el rendimiento real del empleado, lo vincula con factores económicos como el salario o la inversión de la empresa en la mejora de herramientas.
La tendencia en la productividad es cíclica, con periodos al alza y a la baja. Entre 1974 y 2008 la productividad en el Reino Unido creció a un ritmo del 2,3% anual. Entre 2008 y 2020, antes de la llegada del teletrabajo, se desplomaba hasta el 0,5% anual. En Estados Unidos los valores son similares, con un crecimiento del 3,1% entre 1995 y 2005 y bajadas al 1,4% entre 2005 y 2019, cuando el teletrabajo era casi testimonial.
Las oficinas vacías son un problema. Si, según los empleados, la vuelta a la oficina es un paso atrás y parece que las empresas están tomando esa decisión basada en sensaciones y opiniones, ¿quién está presionando para que las oficinas vuelvan a llenarse de empleados? Si esto fuera una novela de Agatha Christie, todas las miradas se clavarían en las promotoras inmobiliarias.
En septiembre, Larry Fink, CEO de BlackRock, uno de los principales inversores inmobiliarios en oficinas dijoen Forbes: “Creo que si mágicamente tuviéramos más y más personas volviendo a la oficina, veríamos un aumento de la productividad”. Los fondos de inversión como BlackRock tienen más de 1,2 billones de dólares invertidos en unas oficinas a las que actualmente están vacías y deben encontrarles un uso inmediato a toda costa. Entre el 12% y el 25% de las oficinas en Estados Unidos están vacías. Un hito que no se cumplió ni en los peores tiempos de la crisis de 2008.
Inversiones inmobiliarias cuando el dinero era “gratis”. Con unos tipos de interés en negativo, los fondos de inversión se dedicaron a comprar edificios de oficina que se vaciaban por la pandemia con la intención de sacar rendimiento cuando terminara todo y las empresas volvieran a la normalidad. Sin embargo, tal y como apuntan desde algunos medios, la adopción del teletrabajo supuso un duro golpe a los planes de estos fondos que ven peligrar sus inversiones y estarían actuando como lobby antes estas grandes compañías.
Los bancos otra vez metidos en el charco. El problema es que si los fondos de inversión no pueden hacer frente a sus pagos por la compra de torres de oficina a precio de coste, el banco tendrá que ejecutar la hipoteca y quedarse con miles de oficinas vacías. En un contexto de tipos de interés disparos y flujo de crédito contenido, la venta de esas oficinas va a ser un gran problema para los bancos que van a sufrir para darles salida. De nuevo, los bancos se encuentran atrapados con miles de inmuebles a los que no pueden dar salida como en 2008.
Las pérdidas son millonarias. El culpable: el teletrabajo. Según el informe de McKinsey Global Institute en el que se analiza el impacto del trabajo híbrido y remoto en el sector inmobiliario, se estima que en nueve centros de negocio importantes (Beijing, Houston, Londres, Nueva York, Paris, Munich, San Francisco, Shanghai y Tokyo, el trabajo remoto “está a punto de eliminar hasta 800.000 millones del valor de la oficina para 2030 (un -26% de su valor actual). Y esa es solo la proyección moderada”. De todas ellas, se espera que San Francisco y el entorno que forma Silicon Valley, será la más afectada.
Según un informe de analistas de Morgan Stanley se espera que el mercado inmobiliario comercial caiga con fuerza en los próximos años. El espacio de oficinas vacío “es un pozo de dinero para los propietarios y las empresas que invirtieron millones en la compra, arrendamiento y remodelación de edificios de oficinas para acomodar y atraer trabajadores” mencionan en el informe. “Si los trabajadores no regresan a la oficina, podría tener un impacto significativo en las empresas de las grandes ciudades”.
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La noticia
La vuelta a la oficina tiene otro motivo oculto: el teletrabajo es una ruina para el sector inmobiliario
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Rubén Andrés
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