Después de su primer disco “Universo” y haber presentado su single “Existir”, llega “Franco”. Un álbum de doce canciones nacidas, en su mayoría, durante una noche mágica y solitaria.
Tras casi 10 años en los que encaró distintos proyectos en banda, la pandemia de 2020 sirvió como un “click” para que Fran Carzino diera inicio a su carrera solista. Una de las canciones que más éxito tuvo hasta el momento es “La vida adulta” que en solo dos meses superó las 71 mil vistas. Cabe destacar que en sus shows hay más que solo música, ya que está acompañado por LAVANDA, en la que tanto actores, escritores o distintos personajes del arte suman su perfomance.
¿En qué momento se encuentra Fran Carzino?
Vengo pensando mucho en esta pregunta, y a veces me río cuando llego a la respuesta: me encuentro en mi mejor momento musical, y paradójicamente donde tengo menos repercusión (en cuanto a lo que los números dicen). A la vez, tampoco me importa (demasiado) eso.
Me siento contento con mi música, la estoy habitando, reconozco que no saqué un álbum comercial: es la faceta que quiero compartir, y eso me hace sentir muy bien, porque no mentí. No me mentí cuando saqué Universo, mi primer álbum, accesible y bonito, y no me mentí con Franco, mi álbum más experimental y singular. Me parece bellísimo. Ambos trabajos salen cuando tienen que salir y respetan mi momento actual.
Fran Carzino se encuentra en un momento incómodo de su vida, pero lo incómodo no es necesariamente malo. La incomodidad es necesaria para plantearse muchísimas preguntas, personales y musicales. Creo que mi nuevo álbum es un claro reflejo de eso.
¿Cuál fue el criterio a la hora de seleccionar los tracks que integran el último álbum que estás presentando?
Muchas canciones de Franco nacieron una solitaria noche, donde me disponía a ensayar para un recital. Ya había material creado, lo venía tocando en vivo, como Existir e Incómodx, pero esa noche, se me rompió una clavija de la guitarra: En ese proceso, empecé a cantar lo que me había pasado y caí en la cuenta que no solo era una canción, sino que tranquilamente podía visualizar el tema. Me propuse jugar a crear universos: “Ahora me imagino una canción que me lleve al lejano oeste”, “ahora me imaginó una canción que recree una selva”. Bajo estas premisas, de pensar a las canciones como sountracks de películas, o como obras de teatro, apareció el concepto de álbum. La gran mayoría nacieron de esa noche mágica y de encuentro conmigo.
La idea de este álbum es que la composición de letra y música fueran propias, sin contar con artistas invitados.
¿De qué manera se trabajó dentro del estudio y cuáles fueron los mayores desafíos?
Aquí hay una nueva y gran diferencia con lo que fue Universo: mientras que mi debut esta producido por muchas personas (Amanecer, por ejemplo, tiene cinco productores) grabado en muchos estudios, en Franco, es totalmente lo opuesto. Se realizó de manera muy íntima: Los únicos testigos de su proceso fueron Fernando Huertas (productor del álbum) y yo. Todo el material se grabó en su Home Studio, con luces tenues, creando atmosferas y texturas. Fue un proceso increíble e íntimo, tomé la decisión de que quedé solo para mí.
Con Fer hicimos muchas reuniones, algunas para grabar, otras simplemente para charlar y tomar algo. Creo fervientemente que cultivar el vínculo músico – productor crea una comunión que se observa luego en las canciones.
En cuanto a los desafíos, no creo que en ningún momento haya pensado en un término así. Me fui dando cuenta que el material podía llegar a incomodar o a llamar la atención porque es un álbum muy distinto a Universo. Yo venía de ser conocido con canciones como: Parabá y Té, que resultaron muy hiteros dentro de la escena under y entraron en muchas playlist de Spotify y demás.
Yo intuía que ciertos conceptos teatrales, estilos y estructuras, podían llegar a incomodar a parte de mi público o en general. El desafío fue personal: “vos querés ir por acá, sentís así las canciones, mandale para adelante”. Creo en mis canciones.
Hablemos de la intención lírica y el concepto integral.
Tiene una intención lírica muy marcada de principio a fin. Hay mucha autorreferencia en las letras, incluso en varias canciones se nombra la palabra “Fran”. Me estoy cantando, es mi historia, y es uno de los objetivos que el escucha también se sienta interpelado, porque Fran también podés ser vos.
Este álbum habla de temáticas existenciales, de la identidad como concepto central. El “quien soy” se repite constantemente y es la principal bandera. A veces como pregunta, a veces como afirmación. “Decirlo”, uno de los tracks, está formado por frases de personas que quiero mucho y que fueron diciendo en determinadas juntadas. Me gustaron, las anoté y se formó esta especie de cadáver exquisito. “Existir”, otro tema, tiene una melodía por momentos muy similar a “Fue Amor”, de Fito. Me pareció interesante el concepto porque esa parte del tema dice “puede parecerse un poco a otra canción, y también interpelarme a mí”. ¡Y sí! ¿Por qué los artistas tenemos que estar siempre en búsqueda de nuevas melodías? En este tema la originalidad pasa por otro lado: por revalorizar y traer algo de nuestras influencias. Somos un collage de personas que nos rodean. Franco también comunica eso: hay influencias de películas, de videojuegos, de libros. Cosas que vivi, que me interpelan, que van más allá de lo musical.
Por último, me parece importante destacar que le doy protagonismo a La C.A.P.A (Comunidad de Amigurumis y Peluches de Argentina): en mis shows aparecen mucho los peluches y amigurumis. Están en el escenario, interactúan con el público. Eso pasó desde el inicio de mi carrera. En esta oportunidad redoble la apuesta y cantan en las canciones, hacen coros (por supuesto, soy yo jugando con esas voces) el concepto de jugar libremente habita el álbum, y vuelve a diferenciarse del primer trabajo.
¿Por qué considerás que “La vida adulta” tuvo más repercusiones en cuanto a visualizaciones?
Primero que nada, porque invertí muchísimo en publicidad (risas). Así se mueve un poco bastante el mundo. Pero una cosa es invertir en publicidad y otra que la recepción sea autentica. Creo que fue el caso de L.V.A, ya que me escribió gente de diversos lugares de Argentina contándome que la publicidad les había llegado y les había gustado la propuesta.
“La vida adulta” es un tema irónico, teatral, como el resto del álbum, pero creo que esta vez el elemento clave fue la letra. Lo siento como un clásico dentro de mis canciones. Siento que siempre será actual, ahora o en diez años.
Cuando la canto en vivo es de los temas preferidos por el público. Su instrumentación es incómoda y extraña: Un cajón peruano, un contrabajo, guitarra acústica y flautas. Todo el disco se mueve en este modo, pero la vida adulta tiene esa cosa social, Argentina por momentos, las voces de La C.A.P.A encarnando a la sociedad. Pegó mucho en la gente y es uno de mis grandes orgullos como compositor.
¿Qué nos podés adelantar sobre los objetivos para lo que resta del 2023?
Estoy a pleno, y a la vez tranquilo. En este momento un poquito ausente de las redes sociales, pero trabajando mucho en el mundo real: Estoy grabando Roto, mi tercer álbum, que sale el año que viene y cierra la trilogía. Mi idea es abocarme a la difusión de los tres álbumes como obra integral. Estoy creando junto a artistas amigos la Galaxia Musical, o Galaxia Conurbana. Somos músicos del conurbano sur, solistas, participando en las canciones del otro, y así vamos armando un proyecto colectivo: En mi cumpleaños tocamos a sala llena mostrando nuestro sonido y la gente quedó encantada. Nosotros aún más. Estamos jugando con instrumentos infantiles, poco convencionales para la formación de rock, con muchas armonías de voces. Mi idea es, de a poco, crear un movimiento artístico, que se nutra en el juego y la experimentación, y que a la vez pasé por géneros más convencionales. Se vienen las últimas fechas en vivo, en CABA y Zona Sur. Tengo ganas de hacer arte para siempre.