Spencer era uno de los títulos más esperados de 2021. Si bien en nuestro país se estrena esta semana, su lanzamiento en otras parte del mundo se remonta al año pasado. Como ya había sido anticipado, este film versa sobre la figura de Lady Di, solo que el director Pablo Larraín decidió titularlo con su apellido de soltera, una fuerte declaración de entrada. La historia se centra un periodo muy corto: la víspera y la Navidad de 1991 que la familia real británica pasó en su casa de campo de Sandringham House, mientras la protagonista y su esposo atraviesan una fuerte crisis luego de la infidelidad del segundo.
Hay una clave interesante en la película de Larraín que da cuenta de la enormidad de su personaje principal. No solo que casi no hay contextualización histórica explícita, sino que no se aclara nada sobre la crisis matrimonial de Diana y Carlos. Esto implica que no solo forma parte del cotilleo y la cultura pop sino que quien no sepa de qué se está hablando deberá dedicarse a buscarlo. Lady Diana se muestra en uno de sus momentos más frágiles: en un rechazo absoluto por parte de la Corona, sufre una incontrolable bulimia y tiene alucinaciones, información que ella misma supo dar en entrevistas a principios de los 90.
La princesa de Gales está interpretada por Kristen Stewart, quien ya cuenta con la nominación al Oscar por este trabajo y parece ir en buen camino a conseguirlo. Uno de los puntos más sorprendentes es que se haya elegido una actriz norteamericana para encarnar a la británica, lo cual ya denota el gran esfuerzo de Stewart para mantener el acento, sumado a la potente entrega emocional que requiere el periodo retratado. Junto a la actriz, los vestuarios parecen también desarrollar una interpretación. Este es un condimento fundamental, no solo porque fueron parte de su constitución como ícono, sino porque han sido logrados de manera maestra y como un calco perfecto de los reales. Es través de las prendas (específicamente con la chaqueta de su padre) que la protagonista ejecuta la mínima rebeldía que puede esgrimir.
Spencer es una película impecable en aspectos técnicos y muy original en el recorte histórico que elige, dado que Lady Di es una figura de la que mucho se ha hablado. Esta es la segunda mujer icónica y polémica de la política/realeza que el chileno Pablo Larraín lleva a la pantalla grande con una mirada alternativa: luego de su film Jackie, con Spencer logra una madurez en su mirada. Otro aspecto en el que posarse es el soundtrack a cargo de Jonny Greenwood, que funciona como un elemento clave a la hora de crear un ambiente claustrofóbico y convertirse en correlato del estado mental y emocional de Diana.
Lady Diana está retratada como una madre limitada por los mismos postulados de la Corona y por su condición emocional: una mujer hastiada en un matrimonio carcelario y como una figura popular erigida entre el amor y el odio del pueblo. Una incorrecta en todos sentidos, devenida en chivo expiatorio permanente y abatida por una vida que no soportó. Tal vez es allí donde reside uno de los puntos débiles film: su constante letargo que luego finaliza con imágenes metafóricas de libertad. El sopor que se vive durante toda la película está muy atado a la realidad y logra ser trasladado al espectador, pero hacia los momentos finales del film vemos ciertos rasgos de liberación que posiblemente poco tengan que ver con su realidad y rompen con el ritmo lento y asfixiante.
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